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La -Retórica- que leemos es indudablemente el resultado de una evolución larga, que comienza todavía en vida de Platón, cuando Aristóteles, en la Academia, invitado por la polémica contra los isocrateos, se dedica al estudio de la tradición escolar retórica. Como suele ocurrir con las obras de Aristóteles, en general, la -Retórica- no es de composición regular, no ha sido elaborada sistemáticamente y carece en absoluto de unidad. Digresiones, repeticiones, nos permiten ver el pensamiento vivo y en desarrollo. (Antonio Tovar, de la Introducción)